Aprender dos idiomas puede abrir muchas puertas: ayuda a encontrar mejores trabajos, a comunicarse con más personas y a entender mejor el mundo. Pero en muchos países como India, Kenia o Brasil no todos los estudiantes tienen las mismas oportunidades de recibir una educación bilingüe. Esto crea desigualdad y limita las oportunidades para millones de niños y niñas.
La educación bilingüe es cuando los estudiantes aprenden en dos idiomas. A veces es en el idioma local y en una lengua internacional, como el inglés o el francés. En teoría, esto ayuda a los estudiantes a mantener su cultura mientras aprenden un idioma que puede ser útil para la universidad o el trabajo. Pero en la práctica, no siempre funciona así.
En muchos países, solo los estudiantes de escuelas privadas o de familias con dinero pueden estudiar en programas bilingües de calidad. Por ejemplo:
- En India, muchas familias pobres hablan lenguas regionales como el bengalí o el tamil, pero las mejores escuelas enseñan solo en inglés.
- En Kenia, el inglés y el suajili son los idiomas oficiales, pero muchas personas hablan lenguas locales que no se usan en la escuela.
- En Brasil, las escuelas públicas casi nunca ofrecen buena enseñanza de idiomas extranjeros, mientras que las privadas enseñan inglés desde temprana edad.
Esto significa que los estudiantes de familias ricas aprenden inglés y otros idiomas desde pequeños, mientras que los demás quedan en desventaja.
El idioma puede ser una herramienta para avanzar o una barrera que puede detener. Si los niños no entienden el idioma en que se enseña, les cuesta más aprender. También pueden sentirse menos inteligentes o menos importantes, simplemente porque su lengua no es valorada. Además, cuando solo algunos grupos tienen acceso al inglés y otros idiomas de prestigio, se crea una división aún más profunda. Las personas que hablan lenguas indígenas o locales pueden ser vistas como “menos educadas”, aunque no sea verdad.

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